Pero detrás de la instalación en este Jardín, se encuentra el hecho de que durante algún tiempo el recinto no ha recibido niños, pues pocos son los que tienen la oportunidad de estudiar y los que sí la tienen, se van a otros lugares para poder hacerlo. La comunidad decidió que este lugar fuera la sede de la potabilizadora, con miras a que además de poder recibir agua pura, los habitantes volvieran a ver ese espacio como un lugar de encuentro para todo el pueblo.
Otis dejó a su paso una estela de destrucción que incluyó daños en la infraestructura del jardín y la contaminación de fuentes de agua. Los sistemas de agua ya precarios antes de la tormenta, se vieron completamente comprometidos, lo que resaltó los problemas de salud en una comunidad que ya enfrentaba dificultades económicas significativas.
El impacto de esta donación es grande, pues el equipo potabilizador no solo proporciona agua limpia para beber y para el uso en la cocina, sino que también contribuye a la restauración de condiciones higiénicas básicas. Esto es especialmente crucial en el contexto post-huracán, donde las enfermedades transmitidas por el agua pueden presentarse debido a la contaminación generalizada.
La Sra. María Luisa Matero, habitante del pueblo, expresó su agradecimiento:
"Ustedes conocen porque saben que fuimos duramente lastimados por el huraçan Otis, gracias porque nos han venido apoyando… Vamos a darle un uso honesto para que toda la comunidad pueda venir y tomar el agua aquí”
La instalación del sistema también ha sido posible gracias al esfuerzo de la Familia Castillo y organizaciones como la Universidad Campesina del Sur, Guerrero es Primero, Banco de Alimentos de México, Centro Mexicano para la Filantropía, Centro Nacional de Apoyo a Contingencias Epidemiológicas y Desastres, Unidos Por Ellos y Fundación Walmart México, quienes han colaborado en la donación y puesta en marcha de este gran proyecto en Guerrero.
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